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Diez años de la fiesta del básquet de base: desde Galicia para España

Casi 1.500 niños de 102 equipos viven otra jornada de deporte y convivencia en el Día Autonómico do Minibásquet // “Es una cita obligada y de prestigio nacional”, dice Mozan, técnico de Obradoiro

Gracias a un equipo del CORREO liderado por la subdirectora comercial, Palmira Róo, la gran cita anual del minibásquet gallego alcanzó ayer su décimo aniversario. Y el Día Autonómico del Minibásquet, que organiza el Grupo Correo Gallego en colaboración con la Federación Gallega de baloncesto y el Concello de Santiago, lo hizo en plenitud de condiciones.

Unos 1.500 niños, repartidos en 102 equipos, disfrutaron ayer de una jornada deportiva (nueve pistas de baloncesto en el Fontes do Sar, una imagen impactante) y de convivencia: no contaba ganar, sólo participar y divertirse. El pabellón santiagués dejó fuera a la lluvia y reflejó como nunca, o como siempre el éxito de una feliz iniciativa.   

Lo resumió muy bien ayer José Ángel Rivera, Mozan, coordinador de las categorías inferiores del Obradoiro CAB, lo resumió así: “Ha mejorado año a año, y ahora es ya una cita obligada y de prestigio a nivel nacional: ahora mismo en España, y salvo el Escobásquet de Barcelona no hay un torneo de baloncesto de base de esta magnitud”, señaló.

Alcanzar de forma tan contundente el éxito, llegar al sobresaliente pero mejorar año tras año exige un esfuerzo soberano y coordinado. Aunque el fruto de ese esfuerzo, cientos de niños ofreciendo de forma simultánea espectáculo de baloncesto en Sar, es la mejor recompensa. 

La historia se repite cada año, van diez. Pero al mismo tiempo es nueva en cada edición: la pelea de los niños por conseguir cada rebote, por hacerse con esa pelota clave que se escapa o por situarse para lanzar en las mejores condiciones de éxito se mezclan con la felicidad reflejada en sus caras cuando este éxito, en efecto, se produce. Y eso, lo saben muy bien los padres, nunca es una historia vieja ni repetida.

Como tampoco lo es, aunque los niños la realicen una y otra vez durante toda la jornada, la cuenta atrás que se canta en conjunto cada vez que un partido (ayer cada equipo pudo jugar dos: 104 partidos) va llegando a su final.

En el pabellón (la lluvia, terca acompañante en las últimas ediciones, impidió establecer puestos fuera) los niños también pudieron mostrar su puntería en juegos de lanzamientos y de habilidad que, bien realizados, suponían puntos con los que los niños podían llevarse diversos regalos, fundamentalmente equipamiento deportivo.

Y todos ellos, todos (algo resaltable en tiempos de una crisis atroz, despiadada) recibieron al final una bolsa con diversos regalos; y cada equipo dispuso de dos o tres reproductores MP3, a repartir.

Aunque, siendo especialmente resaltable lo conseguido en el aspecto material, la clave de la jornada es el “baloncesto (o deporte) en estado puro” del que hablan, una y otra vez, los entrenadores de esta especialidad: que tengan un día para recordar que lo que realmente les gusta es jugar al baloncesto. 

Esto también incluye otra enseñanaza básica que se repite en cada edición: el árbitro es un compañero más, forma parte del juego y no vale tratar de engañarlos, y mucho menos protestar sus decisiones: se equivocan igual que los demás. 

Ayer, en Sar, el colectivo arbitral puso su grano de arena en el buen resultado de la jornada. Unos 30 árbitros, en su mayoría procedentes de la Federación de Santiago pero también de lugares como Vigo, Arousa, Ourense o Lugo, pusieron orden en los partidos con mayor o menor nivel en la censura, teniendo en cuenta también la edad de los participantes.

 

A POR LA UNDÉCIMA. De esta forma apacible, con un pabellón que alegraba la vista (niños disfrutando en las canchas de baloncesto pero también a todo tipo de juegos en las gradas y en los pasillos de Sar) la jornada fue caminando hacia su final. Llegó la ceremonia de entrega de premios... y la despedida, en algunos casos esperaba un viaje en uno de los 22 autobuses que puso a su disposición la organización. 

No será hasta el año que viene cuando chavales de toda Galicia vuelvan a verse las caras en el Día Autonómico del Minibásquet, esa “cita obligada” que crece en prestigio con el paso de las ediciones. Y del mismo modo, técnicos, árbitros o directivos del baloncesto gallego, como reconocen, volverán a tener su reencuentro en el mejor marco posible.

La crisis económica  tal vez persistirá para hacer las cosas más difíciles, la lluvia quizás quiera sumarse otra vez a la fiesta del baloncesto gallego de base. Pero lo cierto es que el sueño de la undécima edición de una jornada tan feliz ya está ahí, en marcha.

08 jun 2013 / 22:37
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