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Secretario general de la Confederación Empresarial de Madrid

Alejandro Couceiro Ojea: “En el mundo de la empresa, el líder se forma en el cuarto oscuro”

Es el gran chef de los fogones del barco empresarial madrileño. El hijo del coronel de artillería Couceiro sabe bien que, para sobrevivir, no todo en la vida es dirigir, que si la guerra la hicieran solamente los mariscales de campo, la contienda sería un lienzo sin pinceles, ni óleos, ni fijador.

Gusta ir amodiño, discreto, pasando inadvertido. Regala protagonismo hacia arriba y eficacia hacia abajo. Defiende la bandera empresarial con la misma pasión y constancia con que el príncipe Bolkonsky lo había hecho en Guerra y Paz. Aun así camina por el tablero de la vida de cuadro en cuadro porque se sabe peón en un mundo de reyes y reinas. Ha visto muchas veces que los alfiles, los caballos y las torres son siempre sacrificados por los celos reales. Elige siempre trebejos negros porque su trabajo tiene mucho que ver con ese cuarto oscuro del poder. Brega bien con la palabra, aunque acostumbra arrastrar la última sílaba y, no crean que es por deje madrileño, es para encontrar el tiempo que requiere la siguiente idea… En el fondo es una pillería llena de astucia galaica.

Este hombre, de ojos almendrados, proyecta una mirada profunda, a lo Sam Spade. Su nariz ocupa un generoso espacio para que no haya esencia ni aroma que se le escape. Creo que dice lo que piensa porque no le importa tomarse todo el tiempo del mundo para pensar lo que dice… y lo dice a la velocidad con que expulsa el humo de su impenitente cigarrillo Ducados por sus amplias fosas nasales... Sus cejas bien dibujadas, su frente labrada por los surcos de la reflexión y su media sonrisa irónica son aviso de que hay mucha tela que cortar.

Es Alejandro Couceiro Ojeda, secretario general de la CEIM, el gallego de la Sexta Provincia que desde el año 82 reparte juego y construye asociacionismo empresarial en el territorio de la "Esperanza" madrileña. Es el motor que desde el 99 hace fe pública y acta notarial de todo lo que puede existir, existe o existirá en torno a la poderosa confederación empresarial.

Supo aguantar el tirón a Fernández Tapias y no perdió un centímetro del frenesí emprendedor de Gerardo Díaz Ferrán. La ecuación no ha tenido desperdicio. Dos gallegos proyectando, dirigiendo y planificando y, un tercero, Couceiro, ejecutando con guante de seda y precisión de florete.

Hemos quedado en el comedor privado de un modesto restaurante madrileño caracterizado por su calidad en los productos del mar. Aparece sobrio: corbata azul sobre camisa blanca, traje gris de fina raya diplomática… Apariencia sobria, sonrisa sobria y restaurante sobrio, pero… agilidad vivaracha en su mirada. Los recuerdos le salen a cada paso de nuestra conversación. El nieto del señor de Basán Grande mantiene una prodigiosa memoria fotográfica. Describe con precisión milimétrica aquellas tardes de infancia en el soto que había en el pazo familiar. Aquella pradera repleta de castaños, el otoño permanente, el mapa de todos sus sueños…

Medio siglo después, casi todo aquello es realidad. Pocas cosas le han perseguido, pero había una en la que llevaba mucho tiempo pensando. Quería saber lo que significaba su apellido, hasta que un día se quiso acercar a uno de sus paisanos, el que más cerca se podía encontrar de Dios, para que le revelase su auténtico linaje:

"Monseñor Rouco me explicó que mi apellido viene de los pescadores vascos de bajura que viajaron a Galicia".

– Así que más de mar que de tierra, como aquella gaviota en Madrid que dice la canción…

– Siempre creí que Couceiro era una derivación de cruceiro, pero también llamamos couceiro al palo que deja la berza, al menos en mi tierra que es la Terra Chá...

– ¿Sabes que allá donde comparezcas te reconocerán gallego?

– Eso me honra… Aunque en Sudamérica a todos los que somos españoles nos llaman gallegos…

– Quizá porque fuimos los que más tuvimos que emigrar…

– Casi más por una extensión bastante generosa de nuestros valores…

– Lo mismo es porque les cuesta llamarnos españoles.

– No le demos más vueltas, como dice el almirante González Aller, cuanto más gallego te dejan ser, más español te sientes.

– ¿Cómo se ve el chico de genes y raíces lucenses en el tablero de la vida?

– Como alguien que trabaja por defender a nuestro rey, a nuestra reina… a nuestros caballos y alfiles…

– La conclusión después de tanto batallar…

– Que en la vida cuesta mucho llegar al otro lado del tablero...

– ¿Cuestión de tiempo o de inteligencia?

– Mezcla de ambas cosas pero, sobre todo, una cuestión de trabajo.

– ¿El triunfo es la resultante inevitable del inteligente...?

– Tengo tantos ejemplos de gente inteligente que nunca llegó a nada...

– ¿Entonces, cuál es el ingrediente clave para llegar...?

– El trabajo. He conocido a gente de mediana inteligencia, pero que, gracias a que eran muy trabajadores han llegado…

– ¿El que la sigue la consigue...?

– Un paisano nuestro decía con sabiduría que la clave está en perseverar.

– ¿Lo que no olvidas repetirle a tus cinco hijos?

– Disciplina, sentido del deber y trabajo.

– ¿Cómo padre qué conseguiste…?

– Que hayan crecido en la libertad, cosa nada sencilla y que entraña sus ciertos riesgos. Ahora que ya se han hecho mayores compruebo que nunca han tenido que bajar la vista ante nadie... Miran siempre a los ojos de las personas y transmiten lo que piensan.

– ¿En tu mundo se mira a los ojos...?

– Vivimos una crisis de valores por regla general. Esos valores hay que saber recuperarlos.

– ¿Si digo que eres el consejero delegado de los empresarios de Madrid?

– El título no es exactamente así, pero la función sí lo es un poco…

– Así que un gallego que ha sabido aconsejar a dos monstruos empresariales gallegos...

– He tenido la suerte de haber tenido dos excelentes presidentes gallegos en Madrid.

– ¿Aprendiste de ellos?

– Mi trabajo es ejecutar lo que mis mayores, en este caso los empresarios, definen como estrategia más adecuada. Si no he aprendido de ellos no merecería estar aquí.

– ¿Se entendería Galicia fuera del contexto económico español?

– En absoluto. Quien lo entienda así está equivocado. En este momento, Madrid es el motor económico de España. Crece por encima de la media de la Unión Europea y está al nivel de las grandes urbes del mundo. Es su contribución a la riqueza nacional. Aquellos que puedan pensar que las autonomías pueden suponer un favor para Madrid, se equivocan. Si le va mal a Galicia, le va mal a Madrid y a España. Si le va mal a los catalanes, además de irles mal a ellos, nos va a ir mal al resto de los españoles.

– ¿El empresario nace o se hace?

– Ambas cosas.

– ¿Que le hace grande?

– La capacidad de asumir riesgos. Con eso se nace, aunque luego se desarrolle más o menos.

– ¿Y el liderazgo?

– Es una forma de ejercer la actividad empresarial. El liderazgo en el mundo de la empresa es completamente diferente al de otros ámbitos en la vida.

– ¿Y cuando dicen que el liderazgo del empresario se parece al de cualquier otro sector?

– El mundo de la empresa es oscuro, no tiene la brillantez de otros ámbitos de la vida pública. En el mundo de la empresa el líder se forja en el cuarto oscuro.

– ¿Qué es el liderazgo moral?

– El denominador común para todos los liderazgos. Si uno no tiene la altura moral, no puede ser líder en nada.

– ¿Siempre es así...?

– Siempre debe serlo...

– ¿Liderazgo moral, trabajo y talento son las condiciones para el triunfo político?

– El liderazgo político en nuestro país lo tienen menos personas de las que deberían.

– ¿Y quién lo debería tener...?

– Aquellos capaces de ponerse en la piel de los demás sin tener sus mismas vivencias. Aquellos que son capaces de asimilar sensaciones de los colectivos, hacerlas suyas y pelear por ellas.

– ¿Cómo ejerces el liderazgo familiar?

– Con libertad, aunque yo nací en una España muy diferente.

– ¿Tus mejores recuerdos?

– Aquellos viajes de dieciséis horas que había que preparar con tanto tiempo, pero que, gracias a ellos, llegábamos a nuestra tierra. Tuve la suerte de contar con un ambiente magnífico, de pasar grandes temporadas a las afueras de Chantada, en Basán Grande... que es un nombre judío que recuerda el éxodo…

– A qué olía aquella Galicia de entre tierras...

– A centeno...

– ¿Qué permanece en tus sentidos?

– El ruido de la máquina que hacía la maja, la fruta que escondíamos en el pajar, los grandes paseos por el soto, los cuentos que me contaban mis tías...

– ¿Cuentos en carne viva?

– Eran momentos duros para los gallegos. Nos veíamos obligados a emigrar a Argentina, Venezuela, México…

– Pero acabaron regresando...

– Fueron quienes con su trabajo y su esfuerzo hicieron en buena parte la Galicia de hoy.

– ¿De quién aprendiste?

– Tuve dos personas de las que aprendí mucho: de Ignacio Ramírez, un castellano íntegro, austero, seco, de grandes convicciones y con mucha inquietud intelectual; y de mi tío Ánxel Gómez, colaborador de casi todos los medios de comunicación de Galicia. Fue un hombre de gran inquietud artística: tocaba el violín, dibujaba estupendamente, escribía con estilo y naturalidad.

– ¿Eres el resultado de aquellas influencias?

– Soy el resultado de todas las vivencias que marcan el rumbo de mi vida, pero qué duda cabe de que debo destacar aquellos referentes y de haber sido educado en la libertad.

– ¿Si te niegan tu galleguidad por haber nacido en Madrid…?

– Doña Emilia Pardo Bazán es una de mis antepasadas… Creo que nadie podrá negarme la identidad gallega…

– Lo mismo te llevas una sorpresa...

– Los gallegos nacemos donde queremos. Soy un gallego nacido en Madrid, profundamente gallego y perfectamente integrado con el sentir madrileño.

– ¿Cuánto vale la pluma del sobrino nieto de doña Emilia?

– No soy un hombre aficionado a la escritura...

– ¿Aunque levantes las actas más delicadas...?

– Aunque levante actas…

– Sin embargo, cada vez que firmas un acta creas doctrina…

– Lo que ocurre es que los secretarios generales somos los notarios de las instituciones.

– ¿Y la clave?

– Ser especialmente cauto.

– ¿Qué tal te ha tratado la vida?

– Me siento un privilegiado.

– ¿A qué aspiras?

– A disfrutar y a seguir divirtiéndome con mi trabajo.

– ¿Como los futbolistas...?

– Me divierto trabajando y me pagan por hacerlo.

– ¿Qué virtud has tenido que afinar?

– Cualquier profesional debe ser lo bastante dúctil para ir capeando las situaciones. En el mundo económico hay que ser muy paciente...

– ¿Y eso…?

– Porque el dinero es muy cobarde.

– ¿Hay algo más cobarde que el dinero?

– La traición.

– ¿Qué piensas de la paz social?

- Que es una evolución lógica.

– Couceiro…

– No me pongas en aprietos, Beotas…

– Que Maquiavelo dejó escrito aquello de que el poder no lo tiene quien se sienta en la silla gestatoria, sino quien habla al oído del que se sienta en ella…

– No me siento en la silla gestatoria. Escucho a quien se sienta en ella sin hablarle al oído…

– No me lo creo…

– Los trabajos como el mío son producto del trabajo en equipo. Tengo la responsabilidad de coordinar ese equipo...

– ¿Condenamos ‘El Príncipe’, de Maquiavelo, al olvido?

– Hoy en día Maquiavelo tendría que reconsiderar su frase…

– ¿Me vas a convencer de que no eres un hombre que da consejos al empresario de empresarios?

– La riqueza que crean los empresarios con los que tengo el honor de trabajar está en torno al 25% del PIB de España. Efectivamente, tengo el honor de poder dar algún que otro consejo, pero el más beneficiado soy yo por poder escuchar lo que ellos saben.

– ¿Le llamaste mamá…?

– He llamado mamá a dos mujeres: A mi madre y a mi abuela gallega. Mi madre siempre fue una mujer trabajadora y estoica que nos llenó de cariño y sentido de responsabilidad. Mi abuela fue una persona excepcional que enviudó muy joven, con cinco hijos a las espaldas y una casa con mucha faena...

– ¿Y tu padre?

– Un coronel de artillería retirado, con una integridad absoluta. No nos hablaba mucho porque no era la educación al uso. En él nos vimos todos los hermanos siempre reflejados. Ha sido un referente permanente en mi vida.

– Dicen que no has parado de estudiar…

– Es que me divierte…

– Te enseñarían los curas...

– El gusto por estudiar me lo metieron en los Sagrados Corazones, hablando coloquialmente, los tuyos y los míos, porque estudiamos en el mismo colegio...

– Y aparte de los curas, ¿alguien más influyó...?

– Mis hermanos. Estudiar a su lado, en la misma habitación, me animaba.

– ¿Si te digo que las dos etnias más inteligentes del mundo son los gallegos y los judíos…?

– Pues que estoy de acuerdo, entre otras cosas, porque los gallegos tenemos mucho de judíos.

– Isabel la Católica tuvo las arcas llenas gracias a los judíos y acabó expulsándolos…

– Una pésima decisión…

– ¿Conoces a muchos?

– Tengo un trato maravilloso con Max Mazín. Ha jugado un papel importante en mi vida, me ha tutelado como se hace con un hijo en el mundo de la empresa… hay miles de coincidencias.

– Trabajaste con Carlos Ferrer-Salat…

– Un hombre imprescindible en la definición del modelo económico de nuestro país. Un hombre con mucha visión. Marcó el rumbo del horizonte empresarial.

– Pedro Toledo…

– Hay una banca española antes y otra después de Pedro Toledo. Redefinió lo que debía ser la banca moderna en un país que tenía que ser protagonista en la Europa del siglo XXI.

– ¿Y cómo ves a un gallego al frente de un banco pujante?

– Estupendamente, especialmente si es de Chantada.

– Jugaríais juntos...

– Al fútbol, en el soto de Basán. Juntos tomamos esos vinos ácidos intragables…

– ¿Imaginaste que aquel lucense llegaría a la cumbre de los banqueros...?

– Desde que conocí a Francisco González me di cuenta de que era un hombre extremadamente inteligente. Con trece años ya apuntaba muy alto.

– ¿Gerardo Díaz Ferrán?

– Ha redefinido con clarividencia el modelo de organización empresarial.

– Fernando Fernández Tapias…

– Dentro de la confederación madrileña teníamos cierto complejo de estar representando sólo a las grandes empresas. Fernando le dio un empujón cuantitativo incorporando al pequeño empresario. Ha hecho un trabajo extraordinario.

– ¿Te das cuenta de que todos estos nombres o son judíos, o son gallegos o son ambas cosas…?

– ¿Y?

– Es una reflexión…

– Pero no han sido los únicos…

– ¿Galicia es hombre o mujer?

– Es mujer y tiene su sensibilidad.

– ¿Quién te enseñó a ir Amodiño?

– Va en los genes.

– ¿Crees?

– En Dios, en España, en el hombre, en el trabajo…

– ¿Qué sabes de la decepción…?

– Que es la tristeza.

– ¿Cómo se supera?

– Con fuerza de voluntad. Me han decepcionado algunas cosas y muy pocas personas.

– ¿Al amigo…?

– Todo…

– ¿Al enemigo?

– Si puedo, también...

– ¿Conoces a tus enemigos?

– Alguno tendré, pero si continúo ignorándolos… son menos.

– ¿Te arrepientes…?

– De nada.

– ¿Te alegras?

– De haber sido un privilegiado: he tenido la suerte de haber contado con un ambiente familiar muy bueno y con grandes amigos toda mi vida. He tenido la oportunidad de educarme en un entorno propicio y equilibrado…

– ¿Dónde encuentras la felicidad?

– En dormir a pierna suelta.

– ¿Y el amor?

– Algo maravilloso a lo que todos aspiramos y nunca conseguimos.

– ¿Eres feliz?

– Creo que sí.

– ¿Amas?

– Sin duda.

– ¿A quién…?

– A mi mujer, a mis hijos, a mi trabajo, a mi país, a mi bandera…

No cabe la menor duda: Couceiro es de aquella raza admirable y extraña de místicos y aventureros… y de poetas… y de guerreros.

MUY PERSONAL

El libro.

‘El principito’.

La música.

La banda sonora original de ‘Dos hombres y un destino’: ‘Gotas de lluvia caen sobre mi cabeza’.

La comida.

El caldo gallego.

El lugar para perderse.

Madrid.

La afición.

El golf.

18 ene 2008 / 19:58
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