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Periodista y secretaria general del Club de Marbella

Viruca Yebra: “Los gallegos nos hemos sacado ya hace tiempo el complejo de la emigración”

“Al principio, la vida aquí en Marbella era dura. Esta es una sociedad más tranquila, mucho más de puertas para adentro”

La conocí cuando apenas afilaba las armas que disparan la tinta y recorren el papel. La seguí cuando era la única voz que advertía al entonces presidente de Galicia, Gerardo Fernández Albor, de las insurrecciones de los instigadores, de la inestabilidad programada… Tenía razón. Ella siguió siendo periodista pero Albor dejó de ser presidente…

Luis María Ansón, que es un perfecto sabueso del talento periodístico, la eligió para las crónicas de aquel ABC del liderazgo y la competencia. Ella supo brillar de manera clásica con los retazos de vida de la fascinante Marbella grande, de aquélla que no había sido embrutecida por la nomenclatura gilista, de la que ni siquiera intuía que sería destrozada por la desvergüenza cachulinera.

Confieso que me atrae su clase y su distinción…

"La clase, Enrique, reside en el respeto al ser humano. Mucha gente piensa que por ser muy educado, muy correcto, muy aspaventoso, tiene clase... No, la clase se demuestra en la forma de actuar ante los momentos cruciales de la vida…"

Confieso que me parece uno de los ejemplos vivos del saber ir a modiño…

"Ahora estoy conformando la Asociación de Mujeres Universitarias… Siempre que se cierra una puerta hay que abrir otra"

Confieso que sé los hilos que mueve desde esa Marbella ya en vías de recuperación de las heridas inferidas por el horterismo cantoral...

"Al principio, la vida aquí en Marbella era dura. Yo venía de Madrid, de un ambiente muy abierto, con más burbujeo cultural y político... Esta es una sociedad más tranquila, mucho más de puertas para adentro. Así que, al llegar aquí, me dije: "Tienes que hacer posible que la vida que hagas, haga posible hacer tu propia vida."

– Así que la emprendiste con el reto de hacer de las burbujas vida intelectual y profesional...

– Me inventé un sucedáneo de lo que hacía en Madrid, pero con otros mimbres. Creé el Club Internacional de Marbella; después, la Casa de Europa; más tarde, la Asociación de Mujeres Profesionales y Ejecutivas; y ahora, tenemos el Foro de Mujeres Periodistas... Siempre estoy creando algo para mantenerme viva.

Viruca Yebra se mantiene lejos de la Andalucía de charanga y pandereta, de la sociedad del "cerrado" y "sacristía", de la España que es devota de Frascuelo y de María, de la política de espíritu burlón y de alma quieta. La secretaria general del Club Internacional de Marbella mueve los trebejos desde el sur con eficacia y pulso. Sé que, además, domina la nomenclatura periodística gallega que transita por el exterior y la pone en marcha cada vez que la reúne en el jardín de su casa. La de Sarria es también fundadora del club de periodistas gallegos en Madrid. Así que no sólo atiende el orden doméstico y familiar creado junto a uno de los más señalados miembros del clan familiar Bocanegra, que es tanto como decir la casta del Gelmírez marbellí.

De presencia discretamente burguesa, Viruca es una exhibición de clase no pretendida. Practica el respeto en las formas, aplica en la vida el arte del convencimiento y, allá por donde pasa, demuestra llevar el estandarte de Galicia prendido en el pelo, el alma, el vientre y los ojos. Es una gallega de lluvia sutil, de plata y seda, de astucia y organización…

Entre sus secretos está el de reunir y coordinar a un grupo de dieciséis mujeres del triunfo gallego. Las convoca, las mueve y las hace entenderse en esa técnica difícil y clave para el poder que es el networking, o, lo que es lo mismo, detectar diferentes oportunidades, juntarlas y crear una acción provechosa para todas las partes a las que involucra.Su albero profesional siempre ha sido el centro. Primero en UCD, como responsable de prensa, y a continuación en los albores de la Galicia autonómica, con Albor al timón. Es periodista de oficio, prensa escrita a poder ser, porque se lo aprendió entre las pletinas y el plomo de linotipia de las artes gráficas que poseía su padre. Sus primeras huellas están en el rastro del diario católico Ya, pero sobre todo en ABC. En total han sido once años poniendo los acentos sociales en una de las columnas emblemáticas de la sección de sociedad: "España en vacaciones"

Viruca, institución gallega, observa entre ingenua y discreta. Piensa, mira, suspira y actúa… sobre todo actúa, porque en su razón de ser está el ser emprendedora…

"No creas que soy un ejemplo de mujer emprendedora, querría serlo más todavía pero… me cortan mucho las alas"

– ¿Son el amor y la lealtad quienes te cortaron el vuelo?

– Eso sí.

– ¿Te pesó la coherencia?

– Ah, la coherencia, ese principio que tantos problemas comporta a las personas leales y serias.

– ¿Mujer con problemas…?

– Es que ser coherente hace que dejes de hacer lo que te interesa y sigas por el camino al que te debes. Pero es lo que permite que cuando mueres, los demás digan: "Era una persona de fiar"

– ¿Tu mejor recuerdo profesional?

– Mi estancia como jefa de Prensa del presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fernández Albor.

– Eras muy joven…

– Me dio la oportunidad de trabajar en mi tierra cuando la autonomía gallega estaba todavía en pañales. Recuerdo que, por entonces, era más importante el Ayuntamiento de Santiago que la propia Xunta… Para mí fue un reto. Me habría encantado haber sabido entonces lo que ahora sé…

– ¿Te metiste en política?

– Trataba de hacer ver aquellas cosas que vemos los periodistas a diario y que, a veces, los políticos no llegan a ver del todo claro.

– Si te pregunto por tu experiencia junto a Fernández Albor...

– Fue como un padre, en el mejor sentido de la palabra. Siempre ha sido un hombre de bien, un doctor en el sentido universitario de la palabra, un médico vocacional y entregado, un humanista... Aprecio ese sentido humano que derrocha siempre, esa bonhomía gallega que destila en todas sus actuaciones, su sentido del galleguismo.

– ¿Fue tu maestro…?

– Aprendí a su lado lo que es el galleguismo, a leer y a entender a los grandes de Galicia, no sólo en el plano político, sino también en el literario. Creo que Galicia le debe mucho a Albor y todavía no ha sabido demostrárselo.

– Pero la política requiere también algo de maquiavelismo…

– Por supuesto, pero entonces Albor habría sido otra persona. Él puso a Galicia en el mapa, después Fraga la llevó al mundo.

– ¿Y González Laxe…?

– Me dijo que cuando fuera presidente yo tendría que estar a su lado.

– ¿Y qué le contestaste?

– Por aquel entonces él era director general de Pesca. Valía mucho para ese puesto. Yo le vaticiné que nunca llegaría a ocupar la presidencia de la Xunta de Galicia… La sorpresa fue mía cuando, ya elegido presidente, cumplió con su ofrecimiento…

– José Luis Barreiro.

– Ni fue honesto con la persona que lo puso de vicepresidente, ni ha sido honesto con Galicia.

– José Cuiña Crespo…

– Un político de raza, muy simpático, de enorme intuición, algo enredoso, pero afable y muy trabajador. Creo que Galicia ha perdido un gran político y un trabajador incansable… ¿Con muchísimos defectos…? Sin duda, pero aportó a Galicia.

– ¿Y Pérez Touriño?

– Galicia se merece lo mejor. Creo que él no puede estar haciendo lo que querría porque el Bloque ocupa una parte esencial del Gobierno que todo presidente debe ejercer. A nivel del Estado, Galicia se desdibuja en su esfuerzo comunicador hacia sí misma. Por nuestro Club pasan anualmente las grandes personalidades europeas y todavía no acaban de situarlo del todo.

– Hemos hablado de presidentes y de vicepresidentes… Nos queda solamente Anxo Quintana.

– No sé si sus intereses políticos están mucho más sobrevalorados que los intereses que tiene por Galicia. Eso todavía está por ver.

– ¿Sabes que cuando lean esta entrevista te van a acusar de militar en la derecha?

– Siempre me he sentido de centro. Como tú sabes, mi primer trabajo profesional para la política fue en Unión de Centro Democrático, allí aprendí sobre los políticos y la política. Hice la campaña del 82 y fui la última jefa de prensa de la UCD…

– ¿Dónde está el centro?

– Hay gente de centro en el PP y en el PSOE. Lo esencial es que nadie se lo arrogue como patrimonio.

– ¿Cómo es la gente de centro?

– Personas tolerantes y nada sectarias, sin orejeras… Son los verdaderos demócratas.

– ¿Quién fue Landelino Lavilla?

– Sigue siendo uno de los grandes intelectuales de la jurisprudencia, por eso continúa en el Consejo de Estado de manera vitalicia. Como ministro de Justicia sentó las bases de todo el sistema… Como presidente del Congreso fue esencial en la consolidación del sistema parlamentario.

– ¿No crees que ‘El cambio’ fue la clave y el nuevo retorno de la derecha la consolidación de lo dibujado por la UCD?

– Acabas de resumirlo perfectamente. De ahí que lo de la "Memoria Histórica" sólo sea un pueril e irresponsable juego de enredos.

– ¿Por qué crees que Rodriguez Zapatero ha querido volver por un tiempo la vista atrás…?

– Mirar al pasado sólo puede conllevar la estrategia de presentarse como el más de izquierdas de la Democracia… Si los españoles demostramos algo importante en la Transición es que no nos gusta estar mirándonos al trasero… Es evidente que el reto está en construir la España del futuro y no la del pasado.

– ‘ABC’ fue tu periódico. ¿Quién es Ansón?

– Bueno, lo cierto es que yo comencé en el diario ‘Ya’ de Madrid, como tú, aunque reconozco que el ABC ha sido esencial en mi vida profesional. Ansón y Albor fueron mis dos grandes maestros.

– ¿Qué te enseñó Ansón?

– Apostó por mí cuando yo todavía estaba en los inicios profesionales. Me enseñó la importancia del esfuerzo y la dedicación, me hizo sentirme periodista... Creo que es uno de los más grandes del periodismo del siglo XX.

– ¿Qué es para ti Galicia?

– Es adonde miro y donde me miro.

– ¿Cómo sientes Galicia?

– Siempre que me viene a la mente, se me licuan los ojos… Galicia es mi madre, ¡y me siento tan honrada de ser su hija…!

– ¿Venciste el complejo del emigrante…?

– Los gallegos nos hemos sacado ya hace tiempo el complejo de la emigración. Siempre hemos sido un pueblo con la mente muy abierta. Por eso, quienes desde la endogamia pretenden imitar a Cataluña y al País Vasco, no hacen sino destruir nuestra propia identidad.

– ¿Eso va por el nacionalismo extremista?

– Va por quienes cierran los ojos al aprendizaje del idioma común. Yo espero que no cometan el gran error, porque los gallegos somos personas cosmopolitas, y mirarnos a nuestro ombligo sería lo peor que podríamos hacer.

– ¿Qué es lo que no olvidas nunca de Galicia?

– Los sabores, el buen queso gallego, una buena empanada... Los olores, huelo cualquier tipo de flor y me recuerda a Galicia… Y la lluvia... Cuando llueve en Marbella me gusta quedarme y escuchar el sonido.

– ¿Regresas a Sarria?

– Todos los años.

– ¿Qué tienes de tu padre?

– Casi todo. Él fue un esforzado empresario de artes gráficas en Sarria. De ahí me vino la afición por escribir, por el mundo del periodismo. Él me transmitió el sentido de la honorabilidad y de la seriedad.

– ¿Qué te dio tu madre?

– El sentido galleguista. Es una mujer con los pies en el suelo que me ha enseñado a pensar siempre en el mañana.

– ¿Y el amor…?

– Algo que no tiene nada que ver con la pasión, ni con la química.

– ¿Con qué tiene que ver…?

– Con una persona que llevas dentro y por la que eres capaz de hacer lo que sea, incluso por encima de tu vida.

– ¿Tus hijos son gallegos o malagueños?

– Mi hija Cristina, de doce años, se siente muy andaluza. Mi hijo Ricardo, de diecisiete, se siente gallego.

– ¿El día más difícil de tu vida?

– Cuando murió mi padre. Lo adoraba, era mi referente.

– ¿Se logra llenar un vacío así?

– Cuando él vivía todo era para mí como estar sentada en un sillón muy cómodo, con un buen respaldo. De repente, me lo quitaron. Desde entonces he tenido que aprender a mantenerme recta sin el respaldo de atrás.

– ¿Si te regalan un día más de vida…?

– Lo emplearía en repasar una vez más con mis hijos todo lo que mi padre me enseñó.

Lógica Viruca, que abarca la Galicia más al Sur del solar hispano. Si alguna vez paseando por Marbella escuchan una voz que proclama: "Soy gallega, y a mucha honra", no la dejen pasar, es ella, que tiene mucho que ver con aquello de poner a Galicia y a los gallegos en el mapa que hay fuera de nuestro mapa.

Muy personal

¿Vencer o convencer?

Convencer.

¿Con qué convences?

Con la retórica y con la lógica.

¿El valor de valores?

La seriedad, la coherencia y la verdad, pase lo que pase.

¿La venganza?

Un esfuerzo inútil.

¿Y la justicia?

El mundo ya se encarga de hacer pagar al mentiroso.

¿Rezas?

Tengo en cuenta a Dios a la hora de actuar.

Un autor…

Hoy Manuel Rivas, ayer Cela, antes de ayer Valle...

La música.

Celta siempre y por siempre.

La emoción.

El sonido de una gaita.

La palabra.

Prosmeira. Describe perfecto a ese tonto con pinta de buena gente.

05 jul 2008 / 04:40
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