Calixtino. Milagrosamente preservado (I)
LA RECIENTE RECUPERACIÓN del Calixtino parece un milagro. En cierto sentido lo es, y habrá que añadirlo a otros milagros testificados por el Papa Calixto en el primer folio de su Códice.
El Papa Calixto nos cuenta que desde muy joven comenzó a redactar su manuscrito, anotando toda noticia o referencia atinente a nuestro Apóstol.
Lo más interesante es lo que luego añade Cayó en manos de ladrones que lo despojaron de todo: solo el manuscrito quedó a salvo. Naufragó varias veces: el manuscrito resultó ileso. Ardió en una ocasión la casa en que estaba: las llamas no afectaron en nada a los folios del Códice. Hoy podemos añadir un nuevo milagro titulado como sigue: De cómo, habiendo desaparecido el Códice Calixtino durante un año y tras mucho invocar al apóstol Santiago, fue recuperado enteramente incólume en vísperas de su fiesta del veinticinco de julio del Año del Señor dos mil doce.
De la incolumidad he sido el primero en dar fe como deán y antiguo archivero. Pasé las páginas sin guantes, como había hecho siempre e hicieron todos mis antecesores. La cosa fue reprendida, porque los tiempos ya son otros, y habrá que enmendarse poniendo guantes para coger el Códice y pasar sus páginas.
Al testificar que el Códice estaba bien, añadí que incluso las señales y registros seguían todas en los mismos puntos.
¡La que se armó! En algunos medios se habló de anotaciones a bolígrafo, en otros, que a lápiz. El director del programa Más se perdió en Cuba llegó a preguntar un sábado qué puede esperarse de un deán que confiesa haber hecho anotaciones a lápiz en el mismo Códice.
En vano llamé a la redacción para aclarar el asunto. En ABC terminaron esclareciéndolo todo; y yo quiero aclararlo aquí: se trató simplemente de pequeñas tiras de papel aséptico colocadas al comienzo de cada uno de los cinco libros que componen el Códice.
Como digo, la recuperación del Códice en estado de absoluta incolumidad bien puede ser entendida como un nuevo milagro de nuestro Apóstol.
Deán de la Catedral