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{LOS OTROS DíAS}

Escritores y lenguas

    ASISTÍ a la inauguración de la exposición de dibujos de Miguel de Unamuno que se exhiben en la sede de la Fundación Gonzalo Torrente Ballester. No hubo canapés, ni vino gallego, ni vino español, nada, así que tampoco hubo mucha gente. Éramos pocos, es decir, no éramos muchos, pero no éramos malos. Tampoco sé el número de buenos que allí había; aunque sí que todos éramos, somos, buenos lectores de ambos; por eso, miel sobre hojuelas o, dicho al galaico modo, filloas con mel. Primera rectificación, soy mejor lector de don Gonzalo que de don Miguel. Élles o que hai.

    Hablaron Álvaro Torrente, profesor de la Universidad Complutense, que ahora tiene como rector a un hijo de Carrillo, y Manuel Heras, en representación de la Universidad de Salamanca, la misma, mismísima universidad de la que se afirma que, aquello que natura no te da, ella no será quien te lo preste. Ni siquiera después de una de aquellas celebraciones en las que los doctorados llevaban a las putas en procesión hasta el Tormes y allí mismo las tiraban al río. Hábito o práctica esta de la que es fácil deducir que la tajante afirmación (de muy mal gusto, por cierto) de que "o follamos todos o la puta al río" tiene, además de una práctica universal, un claro origen universitario, poco teologal, siendo helmántico como parece ser, y algo machista y políticamente incorrecto; al menos en este tiempo de miembras tan activos y miembros tan retraídos; sociológicamente entendido el aserto, quede claro.

    Mientras Manuel Heras y Álvaro Torrente desgranaban sus palabras, pensaba yo en la bondad de una tierra capaz de hacer suyos a dos escritores foráneos, tan suyos como hoy lo son Torrente y Unamuno, según es obvio y los dos oradores reafirmaban. Pensaba en ello y al tiempo me preguntaba, vista nuestra incapacidad para integrar a los propios, la razón de que esto sea así y en qué nos hemos equivocado, porque de lo que no hay duda es de que lo que estoy diciendo es cierto.

    Durante décadas y décadas, autores eminentes que van desde la Pardo-Bazán al propio Torrente Ballester, pasando por Valle-Inclán, Cela, Cunqueiro, Fernández-Florez y tantos y tantos otros, han sido cuestionados de manera sistemática y contumaz, no tanto por la gente de la calle, es cierto, como por los estamentos culturales instalados, aún no se sabe bien en dónde, en qué y cómo, pero instalados, bien instalados durante el último tercio de siglo, mientras los segregaban de esa condición, mejor dicho, de esa consideración de escritor gallego que debiera ser ancha y generosa y devino en estrecha y mezquina.

    Para que esto haya sido así, quizá haya primado la condición de gallego sobre la de escritor en vez de primar el concepto de escritor por encima del de la lengua en la que haya escrito su obra. Hay escritores gallegos en lengua gallega y escritores gallegos en lengua castellana. Ambos son escritores y ambos son gallegos. Lástima que muchos no lo hayan tenido nunca en cuenta.

    Escritor, Premio Nadal

    y Nacional de Literatura

    28 abr 2011 / 22:30
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