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{ más allá del muro }

Crónica bárbara, no. Crónica indecente

    QUE respetemos la libertad de opinión no implica necesariamente que toda opinión sea respetable. En este mes de enero, la lista de mujeres asesinadas por violencia machista comenzó a correr antes de caer la primera hoja del calendario. Y sin reponernos (que no superar) del espanto de esta pesadilla que vivimos en bucle exponencial, encontramos un obsceno artículo titulado Víctimas de su sexismo, firmado por Manuel Molares. Una única línea argumental: la profesora asesinada bien se lo merecía.

    Un análisis frívolo y ligero nos conduciría a teorizar sobre el absurdo. En un impacto frontal el culpable no es el Kamikaze, sino quien sigue conduciendo por su carril pudiendo intuir que alguien viene de frente. No son los desalmados quienes lanzan Tomahawk disfrazados de camiones, sino a quien se le ocurre pasear por mercadillos navideños. Nunca quien festeja el año nuevo al son de un Kaláshnikov, sino quien sale a divertirse con sus colegas. Este es el circo disparatado en el que actúa el señor Molares, y que no merece más comentario que el del elogio a la estulticia argumental.
    Pero lo que subyace a estas líneas es más profundo y oscuro. El “ella se lo buscó” es heredero del “la maté porque era mía”, y pareado sin rima de la violación correlacionada con el largo de la falda. Pensamientos que no tienen cabida en una sociedad consternada por casi novecientas mujeres asesinadas por sus parejas en los últimos años. Vivimos como queremos, compartimos la vida con quien nos parece, nos vestimos como nos da la gana, somos libres y no rendimos cuentas más que a nosotras mismas. La realidad es que, en el ejercicio de nuestra libertad, a nosotras nos asesinan. Usted corre menos peligro. Porque es hombre. ¿Lo entiende? Nosotras no.

    No lo entendemos, comprendemos, ni asumimos. Y por ello, no nos cansaremos de luchar. De pelear porque argumentos como el suyo no tengan cabida ni en las mentes más retorcidas. ¿Sabe usted lo que ha escrito? Que él era un macho alfa. Ella una fornicadora. Y por tanto, la justicia divina actuó. Y ojito con lo que hacemos las demás, porque nuestras decisiones afectivas serán las responsables de la violencia. No hay asesinos responsables, sino mujeres autorresponsables de su propia tortura. No, señor Molares. No hay mujeres poco, mucho o medio responsables. Pero sí, lamentablemente, hay completos irresponsables como usted. Y mientras los haya, todos sin excepción tenemos que asumir la tarea de denunciar y exigir que se erradiquen escritos como este, porque la concienciación es cosa de todos y la libertad de expresión no puede ser cheque en blanco para nadie. Porque, ¿sabe? A lo mejor hay muchos que piensan como yo. Pero a lo peor, también muchos otros que le lean y conviertan ese cheque en uno al portador que puedan canjear por la justificación para asesinar a quien tiene al lado.

    Y por cierto, señor Molares: esto no es feminismo radical. Radicalmente indecente es su escrito, y el mero hecho de que pueda realmente pensar lo que de él se desprende. Le vendría bien una autolectura pausada. Quizá pueda encontrar entre sus palabras el rostro perplejo de las más de cincuenta asesinadas que acumulamos en Galicia por argumentos como el suyo. Ni una más. Ni una menos.
    Profesora de Organización
    de Empresa en la USC

    11 ene 2017 / 20:50
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