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RESEÑA MUSICAL

La oboísta Mariña Palacio con la “Banda Municipal”

    Concierto del ciclo “Novos intérpretes” de la “Banda Municipal” que dirigirá su titular Casiano Mouriño Maquieira en el Teatro Principal-12 h.-, con el protagonismo destacado de la oboísta Mariña Palacio, que siguió la tutoría de Sonia Avilés en el Conservatorio Profesional y que tuvo su oportunidad en el centro, acompañada por Leticia Salgado, en una sesión conjunta en la que ofreció “Morceau de Salon” de Kalliwoda. En la línea de “Novos Talentos”, la banda incluyó la temporada pasada una matinal con la pianista Sara Pinaque, interpretando la “Rhapsody in blue” de G.Gershwin, alumna que fue en los “Cursos de Música en Compostela” y actualmente de Josep Colom, en el “Conservatori del Liceu” de Barcelona. Para hoy, se le reserva a Mariña una obra recuperada de Amilcare Ponchielli, el “Capriccio para oboe”, perteneciente a su escaso repertorio de composiciones instrumentales, publicada póstumamente por la casa “Ricordi”, en una dedicatoria a su amigo el oboísta Cesare Confalonieri y que muestra sus virtudes por las exigencias para el oboe en cuanto al tratamiento del fraseo, y el uso de las dinámicas. Un capítulo poco abundante en el catálogo del compositor italiano que, preferentemente, mantiene su vigencia por la ópera “La Gioconda” y que siempre vivió bajo el peso de la importancia concedida a G.Verdi. Su carrera había comenzado en 1843, tras su estudios en el Conservatorio de Milán, en donde por sus habilidades, recibiría el apelativo de “Il genietto” Fue organista de iglesia en Sant´Illario de Cremona, antes de probar como director de bandas municipales, entre Cremona y Piacenza, para las que compondría obras de circunstancias, cuidando todo tipo de géneros. Buen laboratorio de pruebas porque su interés por la ópera, vendría de inmediato, partiendo de un libreto de Antonio Ghislanzoni, del que nacería “I promesi sposi” (Los novios). A partir de entonces, la lírica acaparará sus preferencias y en su ayuda vendría Ricordi, el estimado editor de Verdi. Giulio Ricordi guardaba el patrón del gusto y el éxito más populares, quien nada más analizar el libreto de “La Gioconda”, comentaría que tenía la solvencia de abordar los problemas del momento.

    Valor fijo en las programaciones de la “Banda Municipal”, es el norteamericano Alfred Reed, que vuelve esta vez con la “Fourt Suite for Band” (1992): “City of Music”, “Intrada”, “Aria” y “March”. Reed es reflejo de su tiempo y época, forjándose en músicas para banda y perfeccionando sus estudios en la “Juilliard School of Music and Drama”, con el maestro Vittorio Giannini. Trabajó de forma permanente con las principales cadenas de radio y tv, la “NBC” y la “ABC” y a partir de 1953, fue director de la “O.S. de Baylor”, para probar posteriormente como director de “Publicaciones Hansen”. Del catalogo de su legado, nos quedan obras que llegamos a escuchar con cierta regularidad y aceptación: “El Camino Real”, “Armenian Dances”, “A Festival Overture”, “A Jubilate Overture”, sin olvidarnos de una obra de interés como la “Rhapsody for clarinet and band”.

    Franz von Suppé con “Poeta y aldeano” (Dichter und Bauer), obra vistosa y de gran arraigo entre los públicos más diversos, como es del dominio de los aficionados. El nombre real del compositor era Francesco Ezechiel Ermenegildo Cavaliere Suppé Demelli y aunque nacido en Dalmacia, hizo su carrera en Viena. Tuvo la oportunidad de conocer a Rossini, Donizetti y al joven Verdi, gracias a una estancia en Milán. Fue kapellmeister en el “Teatro Josepstadt”, para proseguir en otros coliseos de gran cartel y alcanzar el prestigioso “Theater an der Wien”, en donde pudo componer a sus anchas comedias, operetas, oberturas y otros estilos menores que colmarían espectáculos de fama asegurada, a la altura de las de Offenbach. Comenzó con piezas breves de uno o dos actos, siempre sobre temas del momento y con gran ingenio. Sus cuplés se convirtieron en modelo reconocible, siempre perfectamente ensamblados en el conjunto de sus obras.

    Aram Khatchaturian, músico que desde sus comienzos siguió las tendencias de Glièrey Miaskovski, en en Conservatorio de Moscú, sabría trasmitir los valores propuestos por la escuela rusa en dos instituciones a partir de 1950. Aparecen en su obra elementos procedentes de los distintos folklores trascaucasianos, y en particular, armenios. Armenia le reconocerá como su músico nacional por lo que supuso en cuanto a la divulgación de su patrimonio. Nos interesa esta vez por su ballet reivindicativo “Spartakus”, que se inspira en la Roma clásica y en ese personaje histórico. Tendremos la “Spartakus suite” en arreglo de Geroges Moureau: “Dance of the Pirates”, “Adagio of Spartakus and Phrygia”, “Dance of the Gaditian Maidens and Victory of Spartakus”. El ballet se estrenó en el “Teatro Kirov” en 1956, con coreografía de Leonid Jakobson, para conocer una nueva coreografía dos años después de Igor Moiseiev, para el “Bolshoi”.

    16 dic 2017 / 19:16
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