Cumple quince sonoros años la Real Filharmonía

Estrenada en febrero de 1996 en un concierto dirigido por el maestro alemán Helmuth Rilling, la Real Filharmonía de Galicia celebra este mes su decimoquinto aniversario. En el camino ha habido un constante trasiego de músicos, conciertos en Europa y Sudamérica y varias grabaciones discográficas, además de una larga lista de batutas y solistas invitados.

Estrenada en febrero de 1996 en un concierto dirigido por el maestro alemán Helmuth Rilling, la Real Filharmonía de Galicia celebra este mes su decimoquinto aniversario. En el camino ha habido un constante trasiego de músicos, conciertos en Europa y Sudamérica y varias grabaciones discográficas, además de una larga lista de batutas y solistas invitados. Pero también ha habido muchas historias personales "algunos matrimonios con gallegos, formar familias, aprender el idioma, hacer muchos amigos, integrarse y estabilizarse". Así resumen estos quince años dos de los componentes de la formación originaria, el búlgaro Nicolai Velikov y el vasco Carlos Méndez, que aseguran recordar con "mucho cariño" los primeros tiempos de la Real Filharmonía.

"Era una orquesta con gente joven", explica Carlos, "y vivíamos con mucha intensidad y muy unidos cada concierto. De hecho siempre nos íbamos en grupo a tomar algo al acabar de tocar para hablar e intercambiar impresiones".

"Es muy gratificante el hecho de estar en una orquesta que creamos en colectivo", dice Méndez, para quien la formación "ha ido experimentando una línea ascendente desde su nacimiento, ampliando su repertorio y haciéndose más estable".

Además, asegura que "la creación de la Escuela de Altos Estudios Musicales ha ayudado a consolidar el proyecto y ha motivado que muchos músicos nos quedasemos, porque también damos clases en el centro".

"La Filharmonía es ahora más madura", insiste, pero matiza que " ya a los cuatro años de formarse, el sonido estaba muy hecho".

Para Nicolai, el hecho de venir a Santiago y quedarse a vivir fue "una mini aventura. Llegué con mi mujer y mi hija, que ahora está en la Universidad, desde Alemania, donde estaba tocando en una orquesta, y no hablabamos español ni conocíamos a nadie, pero enseguida hicimos muy buenos amigos que nos ayudaron no sólo a aprender el idioma, sino también a adaptarnos. Ahora me siento uno más de aquí".

En el grupo original de la fundación que todavía se mantiene se encuentran además Laurent Blaiteau, Vicente López, Grigori Nedobora, Ildiko Oltai, Samira Crnik, Oxana Bakuliuna, Juan Carlos Otero, Palmira Martínez, Claudio Guridi, Jordi Ortega, Javier Simó, Plamen Velev y los gallegos Alfonso Morán y Luís Soto.

Ambos coinciden en que "el hecho de ser de países distintos también ha enriquecido mucho a la orquesta", que en su opinión "es más madura, aunque ya a los cuatro años de haberse creado tenía un sonido muy hecho", llamando la atención sobre "lo diferente que es cada semana dependiendo de los solistas, los directores y el propio repertorio".

Desde la Filharmonía también destacan su estabilidad. "Por mucho que parezca que los músicos somos bohemios", explican, "nosotros buscamos estabilidad y tenemos la suerte de estar trabajando con un contrato indefinido, dependiendo del Consorcio".

Sobre el maestro Rilling, con quien mañana, a las 21.00 horas, volverán a tocar para celebrar el XV aniversario, aseguran tener "muy buen recuerdo porque siempre tocamos muy a gusto con él".

"Es un musicazo", afirman, "con un gran bagage cultural y la etapa con él fue muy ilusionante, grabando discos, viajando...", algo que para ellos es "fundamental, porque es muy importante tener públicos distintos y críticas de fuera para ver cómo te perciben. Además, hay que estar en activo en cuento a las grabaciones".

En este sentido, Carlos Méndez opina que "una orquesta de música clásica debería ser como un grupo de pop o de rock, con las mismas acciones publicitarias y con una labor de promoción detrás importante, con giras y conciertos que divulguen nuestro trabajo. Sin embargo, en general, en ese sentido las orquestas estamos un poco abandonadas".

"A nosotros", afirman, "nos gustaría poder tocar más fuera y darle mayor promoción a la orquesta. Podemos ser grandes embajadores".

De la misma opinión es el director técnico de la Filharmonía, Oriol Roch, cuya labor es "la gestión del día a día pero sin perder de vista la visión que tengo de la orquesta para dentro de diez años, ya que van a pasar muchas cosas". Roch destaca además la labor de Ros Marbá, "que ha creado un sonido determinado, trabajado en base a rigor y a pulir constantemente la calidad".

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