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Galicia exporta arquitectura

La Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo rompe sus normas e incluye dos menciones en su premio anual: Caramoniña y una casa en O Caurel, ejemplos de "elegancia y sensibilidad" en entornos delicados

Entre setecientos cincuenta proyectos -hechos en España o el extranjero por arquitectos españoles, o por foráneos en territorio nacional-, el jurado de la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, que ha otorgado su primer premio a un conjunto de viviendas protegidas en Mieres, ha concedido dos menciones a obras singulares hechas en Galicia: el proyecto de viviendas de Caramoniña, de Víctor López Cotelo para el promotor Otero Pombo en Compostela, y una casa particular en Paderne, en O Caurel, del arquitecto Carlos Quintáns.

El jurado ha otorgado estas menciones contraviniendo sus propias tradiciones, ya que hasta ahora no concedía estas distinciones añadidas al primer premio, y lo ha hecho para destacar dos intervenciones que en opinión del jurado ejemplifican un cambio en el punto de vista, abriendo el camino a modos alternativos de vivienda y uso del patrimonio. Destaca que ambos proyectos coinciden "en la sobriedad, elegancia y sensibilidad" con que se integran en entornos "delicados".

En el caso de Caramoniña, un conjunto residencial junto al parque de Bonaval que ha permitido recuperar y poner en valor un paseo contiguo a uno de los jardines más emblemáticos de Compostela, abriendo además un nuevo acceso para los vecinos de la Almáciga, el jurado destaca "el diálogo con las preexistencias" y la "cuidada transición entre ciudad histórica y su extensión", así como la construcción de ese "recorrido público desde lo privado". El arquitecto, Víctor López Cotelo, tiene ya un extenso palmarés en el que destaca un primer premio de la misma bienal, entonces denominado Manuel de la Dehesa, por la Vaquería del Carme de Abaixo, también para Otero Pombo.

La casa de Paderne, propiedad de un fotógrafo especializado en arquitectura, se hizo aprovechando la base de piedra de un antiguo palleiro. El arquitecto explica que, para lograr mimetizar con el paisaje la parte de nueva construcción se optó por la madera que "en dos años está ya integrada". Para aprovechar unas vistas espectaculares se optó por "invertir el uso habitual", cediendo la planta superior a la zona de estar, con "un único hueco abierto hacia el paisaje", y dejando para la planta baja los dormitorios.

También en este caso hay una cesión de espacio privado al uso público, con una antigua eira que "se hizo comunitaria por el uso".

acalvo@elcorreogallego.es

07 abr 2011 / 22:07
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