Trasiego de parejas por el árbol del amor de la Alameda

Cuenta la leyenda que quien se quiera casar tiene que darse una vuelta por el gigantesco eucalipto plantado en la Alameda de Santiago. Y deben de ser muchos los que piensan que algo cierto debe haber en esta creencia popular, ya que la corteza del mítico árbol está plagada de nombres de parejitas. Cada año, al llegar estas fechas, nuevos nombres se suman a los anteriores, porque San Valentín sigue sin estar en crisis. De hecho, numerosos restaurantes y hoteles de la ciudad han organizado fiestas muy especiales para que los enamorados puedan celebrar mañana su día grande por todo lo alto.

El enorme eucalipto es conocido desde hace mucho tiempo como el árbol de los enamorados, y quizás para consolidar todavía más esta fama el Ayuntamiento compostelano decidió rodear su grueso tronco con un banco circular de madera, en el que raro es el día que no se sienta alguna que otra pareja a disfrutar de su amor y, de paso, de las magníficas vistas que hay de la Catedral. El eucalipto está situado en la parte final del paseo de los Leones, en una especie de mirador, y con el paso de los años se ha convertido, debido a sus espectaculares dimensiones, en un atractivo turístico más de la capital gallega. Tiene unos 120 años de edad, mide cerca de 40 metros y el diámetro de su tronco es de unos ocho metros.

En la Herradura existen, además del mítico arbol de los enamorados, otros dos eucaliptos centenarios y de grandes dimensiones. Precisamente, estos tres ejemplares de la Alameda fueron de los primeros eucaliptos que se plantaron en Galicia, ya que esta especie se introdujo en la comunidad a mediados del siglo XIX. Fue Fray Rosendo Salvado el que los trajo desde Nueva Zelanda. El rápido y vigoroso crecimiento de estos ejemplares propició que se comenzase a plantar como especie forestal en los años sesenta del siglo XX, llegando a ocupar en la actualidad casi 400.000 hectáreas en Galicia.

Su principal uso es para la fabricación de papel.

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