Pellizcos (y chispazos) de filosofía

NADA MEJOR QUE utilizar una combinación de las palabras de Mario Pérez Antolín, el autor, y su prologista, Eugenio Trías, para definir este libro atípico que nos acerca, con su perspicacia habitual, el editor Enrique Murillo. Pellizcos y chispazos de filosofía. En esencia, estamos ante un libro de aforismos. Una forma literaria muy cultivada por los clásicos, pero que no es tan habitual hoy. Con todo, la filosofía siempre ha de tener su lugar, y Pérez Antolín, acostumbrado a analizar la sociedad y la economía, y la vida misma, ha encontrado en la brevedad, ironía y lozanía sintáctica de los aforismos una manera perfecta de dirigirse al lector contemporáneo, seguramente más dispuesto a tragarse unas cuantas píldoras de filosofía (este podía ser otro título) que a devorarse un largo tratado como si fuera un entrecot a la pimienta. Porque, además de su calidad literaria, indiscutible, esto es lo mejor del libro: la posibilidad de disfrutarlo como si de pequeñas delicias se tratara, apurando el sabor de la idea comprimida en estas burbujas de pensamiento. La primera, por ejemplo, ya va indicando el camino: "las ideologías son todas igual de dañinas: exigen nuestra convicción, pero no pueden complacer a nadie". Y más adelante: "escribo para que otros caigan en mi locura y yo me deshaga de ella". O bien: "nací pobre y sigo pobre, por culpa de esta maldita honradez". Pérez Antolín no deja títere con cabeza, aprovechando, quizás, la voz epigramática, un dardo certero que no necesita ni prolegómenos ni demasiadas explicaciones. Cierto es que el aforismo, de vez en cuando, se torna microrrelato, esa otra forma literaria tan de moda. Y, como el microrrelato, tiene esa lección y esa ironía. Y sobre todo, ese descreimiento. Una forma elegante de hacer añicos las supuestas verdades y las convicciones interesadas.