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Esos pequeños machismos de las canciones cotidianas

La posesión, la pertenencia, el victimismo son algunos de los clichés que aparecen en cientos de canciones, muchas de ellas con una enorme presencia social // Más allá de estilos o gustos musicales, reunimos a un grupo de canciones para llamar la atención sobre la delgada línea que separa la igualdad y el machismo

Hay melodías que se meten en el espíritu. Un estribillo, una frase, un ritmo. A veces, con muy poco que aporten ya llegan para que la dichosa canción se tataree todo el día, en la cocina, en el baño, en la cola del paro. Pero, ¿qué pasa con lo que nos cuentan en ellas? La mujer sabe mucho de eso, por ser protagonistas habituales. Suelen aparecer en ellas maltratadas con total descaro e impunidad, como si fuese normal amenazar, insultar, herir o infravalorar su libertad. El machismo es una tarea contra la que todos debemos luchar. Ser conscientes de lo que cantamos y escuchamos puede ser un buen paso para iniciarse en eso que podríamos llamar, madurez musical, que puede ser lo mismo que madurez personal.

Es complicado no dejarse llevar por una melodía y, -sin ánimo de cuestionar la calidad algunos de estos temas, gustos musicales aparte-, hemos reunido un grupo de canciones de distintos estilos para llamar la atención sobre la facilidad con la que se lanzan mensajes completamente contrarios a los valores del respeto y la igualdad entre ambos sexos.

Podemos empezar con una canción infantil. "Lunes, antes de almorzar, una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que planchar. Así planchaba así así..." Es el comienzo de una célebre canción de Los Payasos de la Tele. De ese modo tan poco sutil se adjudica a la mujer la tarea de “pasar o ferro”, como decían las madres y abuelas gallegas. Niños y niñas la han cantado decenas en su infancia sin percibir el mensaje explícito que hay, o sí. La asignación del empleo a la mujer, y además, sin cobrar, suele ser uno de los males extendidos del machismo.

Todo hay que decirlo, los artistas no son tontos. Miliki hizo en su día una versión renovada y en masculino.

Existen temas famosísimos, intensos, de gran belleza. Es el caso de esta inolvidable interpretación de Jennifer Rush. La letra nos habla de una historia de amor eterno, que irá incluso más allá de donde terminan las historias de amor, la muerte. No obstante, una de las frases principales dice: "si tu eres mi hombre... y yo tu mujer". Percibimos la idea de pertenencia. La canción la canta una mujer. Yo te pertenezco eternamente, por amor, porque así lo marcan los cánones. Este tipo de letras abundan en el panorama musical. Aquí una reciente de Los Planetas. Vayas donde vayas, hagas lo que hagas, "no encontrarás a nadie que te quiera más que yo". Melendi dice lo mismo en esta letra. Que el romanticismo no nos ciegue.

El “macho ibérico”, lo castizo. Este es otro de los modelos que suelen caracterizar algunas letras nacionales. Esa actitud que sitúa al varón como un ser superior, que conquista, que marca el territorio a seguir, como esos animales salvajes que orinan enmarcando su espacio de convivencia. Joaquín Sabina nos dice lo que no quiere para una relación de pareja para al final contarnos lo que, de verdad, quiere: "lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mi..." Eso sí, antes le había cantado que no le importaría "morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres". Lo tiene muy claro, sabe lo que quiere. ‘Hombres’, de Loquillo y Los Trogloditas es otra canción marcada por la testosterona ibérica. Los chicos de la barra del bar hablan “de las mujeres que dejamos de amar”.

La posesión. Ese es otro de los modos en que se ejerce el machismo en las canciones. ¿Quién no conoce este estribillo? "Sufre mamón, devuelveme a mi chica o te retorceras entre polvos pica pica". La cantan los Hombres G. Véase el detalle, “mi chica”. Suponemos el autor de esta letra, viendo cómo la chica que supuestamente era su novia ha decidido iniciar una nueva relación.

La banalización de la violencia y de las relaciones de pareja. Hay quienes tienen como idea creativa hablar de esas discusiones de pareja, no dudan en adornarlo con lanzamientos de televisión, gritos, agresiones y hasta violaciones. 'Una pareja feliz' de Inhumanos es un buen ejemplo. Este otro de Los Ronaldos es un desafortunado modelo de cómo no construir una canción. Pensemos que sus compositores debían tener poco más de 18 años. ¿Qué tenían en la cabeza?

La mujer como objeto a la que le gusta el lujo y que se mueve por dinero. Este es un modelo de machismo que brilla con fulgor en la actualidad. Basta con mirar las carreras de motos y se pueden hacer una idea de lo fantásticas que lucen las chicas del ‘padock’ cuando van escasas de tela en sus ropas. O esos vídeos musicales de 'Reguetón' en los que la chicas se mueven entre tipos duros que visten de chandal y se pasean en coches de alta gama. Esta de un tal Maluma es un prodigioso momento musical de “vergüenza ajena”.

El victimismo oculta un transfondo machista. No todas las canciones que tratan la frustración tras una relación de pareja fracasada implican una falta total de valores y de delicadeza. Vale que se esté enfadado, molesto, desesperado, ¿no hay límites? Quizás hay artistas que aún no han asumido que con la edad adulta lo que toca es otra historia. Pero es común encontrar algunas con una patética carga de victimismo. Lo que es lo mismo, el de dar pena porque “tú me haces sufrir”. 'Nena', de Tequila puede ser un ejemplo, “No me ves que estoy cansado de sufrir… sólo por tí...y tu indiferencia en mí... // Primero fue mi padre, después mi jefe y ahora me someto a ti”, cantan en varios momentos del tema. Otro puede ser esta obra de Leiva. La llama ‘Eme’. Se la inspiró un amor pasajero que él debio creer eterno. Nos viene a contar que fue una víctima de sus maldades (hasta tenía colmillos chupasangres, se supone). Seguro que su autor se desfogó por completo. El vídeo no tiene desperdicio.



La relaciones sexuales en la pareja. Hay grandes artistas en la historia que se han pasado tres pueblos cantando sobre el sexo y la mujer. Hay canciones casi pornográficas. En esta ‘Noche de primavera’, Azahar, un grupo andaluz de los 70, nos describe la relación carnal. En esta 'cosa' llamada 'Labios Tatuados' tenemos un ejemplo que roza lo vomitivo. Particulamente interesante es esta de Semen Up. Con toques hawaianos. ¡Ojo! Es muy pegadiza.



La subordinación. La mujer al servicio, al “tú deja que yo, macho de la manada, te enseño”. Por eso quizás un tema tan de éxito como Despacito nos diga: “Si te pido un beso ven dámelo/Yo sé que estás pensándolo/Llevo tiempo intentándolo/Mami esto es dando y dándolo/Sabes que tu corazón conmigo te hace bom bom”. La letra es antológica. Conviene tener mucho cuidado con ella. Es otra de esas melodías extremadamente pegadizas. Dentro de este género hay una insondable cantidad de canciones. Aquí una de Jey M. Ex jugador del Real Madrid. Todo un campeón. "Aprovecha, estoy para ti, voy a darte placer", dice.

Y para terminar un tema que nos reconcilia con el arte de hacer canciones. Nacho Vegas narra magistralmente una relación marcada por el maltrato. “Por culpa de la humedad”.

02 jun 2017 / 11:52
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