Vidas cruzadas y algo así como la refundación literaria de Barcelona

Es posible que estén desembarcando en nuestras playas escritores con grandes promesas bajo la pluma, genios futuribles, escribidores diferentes que, si todo va bien, darán frutos maduros a las letras. Cada pocas semanas, alguna de las editoriales emergentes de este país me saluda con un nuevo autor cargado de futuro. Los libros del lince es una de esas editoriales, brillantemente dirigida por Enrique Murillo, y Martín Lombardo su último, o su penúltimo, descubrimiento. Deben descubrirlo ahora todos ustedes. Y les aseguro que merece mucho la pena. El propio Murillo me dijo recientemente que Martín Lombardo llegaría a ser, en pocos años, uno de los grandes. Tal vez me lo dijo de forma diferente, pero esa era la esencia del mensaje. Aunque es verdad que resulta difícil hacer profecías en los territorios de la literatura, la lectura de Locura circular, una narración breve, sin duda especial, parece indicar que Martín Lombardo, ya desde esta opera prima, apunta maneras. La novela, llamémosle novela, es un largo viaje al corazón de Barcelona, a través de un laberinto de vidas cruzadas, o circulares, que se mueven sobre la piel de la ciudad. Seres, joyceanos o no, que deben su textura al texto, que deben su alma al magnífico cuerpo léxico y sintáctico creado por Lombardo. Pues el lenguaje es decisivo en este libro. Historias, o jardines, que se bifurcan, gentes de otros lugares que tratan de buscar su sitio, su lugar en el mundo. Todo es confusión y fusión, todo es espiral y huida hacia adelante. No extrañan frases como esta: "El pibe tiene una melange de idiomas en la cabeza que te la voglio dire". Y así. Como gran decorado orgánico, como ciudad viva, Barcelona: palpitando ahí fuera. Lombardo está ya, pues, en la lista de los autores cargados de futuro. Y de presente.