El arquitecto Gallego Jorreto es elegido Gallego del Mes de Abril
Las redacciones de EL CORREO GALLEGO y "Galicia Hoxe" valoran la independencia de su obra, siempre integrada en el paisaje ·· El galardonado sigue fiel al espíritu crítico y concibe su labor como una carrera de fondo
Las redacciones de EL CORREO GALLEGO y Galicia Hoxe han elegido Gallego del Mes de Abril a Manuel Gallego Jorreto, arquitecto nacido en O Carballiño (Ourense) en 1936, que ejerce su profesión en su estudio de A Coruña y es profesor titular en la Escuela de Arquitectura de la universidad herculina. La redacción quiso reconocer la brillante trayectoria de un arquitecto destacado por su preocupación por el lugar como soporte de la historia a la hora de plantearse su proyecto, así como la estrecha relación que sus diseños guardan con el paisaje.
Una forma de concebir la arquitectura y el urbanismo que se ha visto reflejada en las numerosas obras emblemáticas que ha firmado en Galicia, alcanzando una gran proyección nacional e internacional desde una comunidad con la que siempre ha mantenido una honda vinculación. Como muestra, su activa participación en la puesta en marcha del Museo do Pobo Galego.
También señala el jurado su perspectiva personal de independencia y de permanente crítica. Y ése es el mensaje que Gallego Jorreto quiere transmitir a los jóvenes titulados que salen a la arena laboral: "Que tengan un espíritu crítico con todo y mucho entusiasmo".
"Son dos cosas que también me recomiendo a mí", comenta el arquitecto en una entrevista concedida a EL CORREO, en la que reflexiona sobre las particularidades de su profesión, que concibe como una carrera de fondo. "La arquitectura es resistencia y un lento aprendizaje" que depende de muchos factores. "Yo creo que con el ansia y con la improvisación no vas a ningún lado", considera el arquitecto.
En su caso, la arquitectura es "casi una obsesión" que requiere una concentración total. "Cuando estás en ello te olvidas de todo", asegura, pero la contrapartida es que "cuando todo acaba ya es pasado, te pones a hacer otra obra y te olvidas de la anterior inmediatamente". Pero eso no le impide pararse ante los edificios que ha firmado. Cuenta que cuando los ve a veces tiene "satisfacciones" y se dice: "No lo he hecho tan mal". Aunque otras veces también piensa: "Qué desastre", o "qué mal lo tratan, qué poco le interesa esto a nadie". "Pero tampoco vas a estar mirándote el ombligo todo el día", concluye Gallego Jorreto, cuyo talante demuestra que la genialidad no está reñida con la humildad.
FACETAS
Un acreditado urbanistaManuel Gallego trabaja en un estudio donde el blanco inmaculado y los amplios ventanales dominan el espacio. Frente a él, el puerto coruñés, que en unos años se verá transformado en nueva fachada marítima. Tiene mucha curiosidad por conocer el proyecto de Joan Busquets para todo ese entorno, ya que él trabajó en urbanismo hace años y es consciente de lo importante que es la ordenación del espacio. Aunque cree que es difícil generalizar, considera que existe "una cierta despreocupación por la calidad del ambiente urbano". Lo importante en urbanismo es, en su opinión, intentar que el ciudadano se sienta bien en la ciudad. Cree que el problema es especialmente grave en los pueblos pequeños, donde hay una "cierta paletez" que ha acabado con "rincones de historia sustituidos por un crecimiento desaforado" de edificios suburbiales que reducen la calidad de vida que existía .
LOS DATOS
FormaciónGallego Jorreto se formó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. En 1968 obtuvo el doctorado en Arquitectura.JoyaEn su trayectoria destacan obras como el Museo de Bellas Artes de A Coruña, que nació por la rehabilitación del convento de las Capuchinas.
ProlíficoOtras obras emblemáticas son la casa de la cultura de Chantada (Lugo), los institutos de investigación del Campus Sur en la USC o el mercado de Santa Lucía y el Museo de Arte Sacro de la Colegiata de A Coruña.
PremiosEntre sus galardones destaca el Premio Nacional de Arquitectura en 1997 .
LAS CLAVES
Fue discípulo de Alejandro de la SotaManuel Gallego era uno de esos niños con doble vocación: le gustaban el dibujo y las matemáticas. Así que eligió la arquitectura, una profesión técnica y artística a la vez. Confiesa que fue mucho después cuando empezó a descubrir la profesión. Mucho que ver tuvo el arquitecto gallego Alejandro de la Sota, del que fue alumno y después discípulo en su estudio.
La dificultad está en el factor más sutil
Para Gallego Jorreto, la arquitectura empieza cuando acaba lo funcional y lo pragmático, cuando "las cosas dejan de ser tangibles". Por eso cree que hay arquitecturas a las que "les falta ángel". Cuando le encargan un proyecto, siempre piensa si va a resolver problemas y procura no crear otros nuevos. Después entra lo más sutil y difícil, como la emoción o el atractivo.
Como la labor de un director de cine
El arquitecto equipara su profesión a la de un director de cine, en la que el producto depende de muchas cosas. "Tienes que manejar dinero, ser diplomático porque tratas con mucha gente y nunca ves el resultado de golpe", señala. Por eso cree que hay que mantener la sangre fría y la calma, pero "al mismo tiempo no puedes perder el entusiasmo".
La residencia oficial de Monte Pío
El último gran encargo que ha recibido Gallego es el proyecto para la Casa de la Historia de A Coruña. La operación incluye el parque Artabria y la recuperación del Castro de Elviña. Lo malo es que su ejecución aún está en el aire. Con anterioridad realizó la residencia oficial del presidente de la Xunta en Monte Pío, en Santiago de Compostela.
De las viviendas al proyecto público
"Empecé haciendo viviendas porque era lo que me encargaban, hasta que empezaron a pedirme otras cosas", señala el arquitecto, que nunca ha tenido "un capricho" o "manía por un tipo de arquitectura determinada". Su paso por el urbanismo le dejó un buen recuerdo. "Siempre pensé que urbanismo y arquitectura eran la misma cosa" .